Paciencia: aparecen señales que indican que la Argentina está cada vez más cerca de un nuevo ciclo ganadero

La actual fase está llegando a un grado crítico de agotamiento.

 


 Uno. En los últimos dos años Argentina viene faenando una mayor cantidad de machos de los que tiene capacidad de producir. Es decir: se están liquidando terneros (futuros novillos) porque no alcanza la cantidad disponible de machos.

Dos. Los frigoríficos exportadores, para atender la demanda frenética de cortes vacunos baratos por parte de China y Rusia, vienen comprando vacas a dos manos (buena parte de las cuales provienen de tambos). Pero las vacas tampoco alcanza ya: ahora recurren también a las vaquillonas.

Tres. El proceso de retención de vientres se viene desacelerando en los últimos dos años. Los criadores –por más optimistas que sean– necesitan efectivo para vivir.

Se trata de algunas de las señales que indicarían que la presente fase del ciclo ganadero está llegando a su fin para –finalmente– darle revancha a las decenas de miles de empresarios ganaderos que la vienen apechugando.

En noviembre de 2018 se faenaron en el mercado argentino 1,081 millones de cabezas de hacienda vacuna, una cifra 3,8% inferior a la registrada en el mismo mes del año pasado, según datos preliminares publicados en el último informe mensual de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Ciccra).

Pero, a pesar de la disminución de la faena, siguió creciendo el sacrificio de hembras: en noviembre pasado se faenaron 505.500 vientres (+1% que en noviembre de 2017), mientras que se liquidaron 575.500 machos (-7,5%). Es decir: la participación de las hembras en la faena total ascendió a un 46,8%.

En el último mes volvió a aumentar la importancia relativa de las vacas y las vaquillonas en la faena total para ubicarse en un 17,7% y 13,4% del total, respectivamente, versus 16,2% y 11,7% en noviembre del año pasado.

La producción estimada por Ciccra el mes pasado fue de 248.804 toneladas res con hueso versus 275.000 en octubre de este año y 254.385 en noviembre de 2017. El consumo interno es el que habría resignado la mayor parte de su cuota al absorber 204.308 toneladas res con hueso el mes pasado contra 227.387 en octubre y 224.989 en noviembre del año pasado. La exportación –frente a la caída de la producción– también debió hacer un ajuste (aunque no tan significativo como el de los consumidores locales).

En los once primeros meses de 2018 la producción estimada total de carne vacuna fue de 2.800.391 toneladas res con hueso, una cifra 205.600 toneladas mayor que la del mismo período de 2017. El dato es que más del 93% de ese volumen adicional fue acaparado por la exportación. Y que buena parte de ese crecimiento se sostuvo en base a la faena de vientres: las hembras representaron 45,2% de la faena total en enero-noviembre de este año, una cifra 2,6 puntos porcentuales mayor respecto al promedio de los primeros once meses de 2017. En total se sacrificaron 5,54 millones de hembras (+12,9% anual) y 6,71 millones de machos (+1,8% anual).

El ciclo ganadero actual –que ya está dados señales de agotamiento– una vez finalizado promoverá una caída de la oferta disponible de novillos, lo que impulsará una suba de precios y, en consecuencia, reactivará el mercado de vientres, lo que a su vez aumentará la retención de hembras para quitar oferta adicional de hacienda en el mercado.

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